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ABC Cultural

Los platos rotos

Cuando era niño, y después adolescente, corría sin esfuerzo alguno, corría como si volara, corría decenas de kilómetros sin fatigarme, al lado de mi instructor personal

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Jaime Bayly

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Todo se me cae. Todo se me mancha. Todo se me rompe. Todo se me olvida.

Estoy por cumplir sesenta años y me siento acabado, como si tuviera ochenta.

Es verdad que cuando era un niño ya se me caían las cosas y mi padre ... se enfurecía y me miraba con rabia y me decía manos de mantequilla. Pero ahora se me caen más cosas, más frecuentemente, más ruidosamente. Se me caen los cubiertos, los platos, los vasos. No consigo sostener nada con una mínima firmeza. Mis manos tiemblan como si supieran que el objeto que cargan de un modo vacilante caerá pronto al piso y será un estrépito. Caen los platos y los vasos y se rompen. Caen los cubiertos y me agacho y no logro recogerlos porque mi cuerpo no es capaz de flexionarse para llegar a ellos.

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