CRÍTICA DE:
'Venecos', de Rodrigo Blanco Calderón: historias del Cráter
Narrativa
Colección de cuentos cuyo título alude a los venezolanos exiliados de su país, más de ocho millones en los últimos años. Blanco Calderón es uno de ellos
Otros textos de la autora

«No bastaba con su sangre camaleónica para entrar en aquel mundo», se dice el protagonista de ‘El extranjero’, un relato de Rodrigo Blanco Calderón inspirado en la obra homónima de Camus. Forma parte de su último libro, una colección de cuentos titulada ‘Venecos’.
Entre coloquial y despectivo, el término alude a los venezolanos exiliados de su país, más de ocho millones en los últimos años. Blanco Calderón es uno de ellos. También lo son muchos personajes de estas historias, que sin embargo no reflejan únicamente la vida de quienes dejaron atrás la Venezuela chavista. Incluyen experiencias de aquellos que no pudieron o no quisieron partir y encarnan otra suerte de extranjería.
RELATOS
'Venecos'

- Autor Rodrigo Blanco Calderón
- Editorial Páginas de Espuma
- Año 2025
- Páginas 160
- Precio 17 euros
Que la deriva del país no ha dejado a nadie indemne es una de las claves de estas páginas. Se muestra a través de la ficción, en unos relatos escritos desde el extrañamiento y el desarraigo, sin lugar para otra militancia que no sea la de las películas, las canciones y los libros amados. Los efectos del chavismo se asemejan aquí a los de una explosión volcánica.
La idea se sugiere en narraciones como ‘La simetría escalena de los suicidios’, y alcanza lo concreto en ‘Lobos y castores’, el último cuento del libro y uno de los más divertidamente perturbadores.
Con tintes de relato fantástico, la historia sucede en El Cráter, un lugar infernal tras el estallido de un volcán supuestamente extinguido que acabó con la vida de más de treinta mil personas; un «país-duermevela» sin mujeres, poblado por criaturas sobrenaturales y seres inadaptados cuyo delirio se amplifica por el alcohol.
Las pasiones que se exhiben en el libro surgen de la traición —padres que abandonan a sus hijos, parejas infieles, delatores involuntarios— y derivan hacia la violencia y la muerte que recorren sus páginas. Si la presión de una atmósfera así logra contenerse es gracias a la ironía melancólica que envuelve los relatos y los llena de hondura.
La ironía melancólica envuelve los relatos y los llena de hondura
Los protagonistas de estas historias evocan recuerdos agridulces que se presentan bajo una capa de humor con la que parecen asumirse pese a todo las vicisitudes de la existencia. La elegancia de quien huye de la queja y calla ante lo irreversible es una de las lecturas más valiosas del libro. Destaca en dos de los mejores relatos: ‘Carmen y error’, un cuento protagonizado por un adepto al régimen que acude a una fiesta de disfraces en el Palacio de Miraflores, donde es testigo de un suceso grotesco de consecuencias terribles; y ‘Leer y escribir’, una historia sobre una mujer analfabeta, desdentada y sensual que, tras un desengaño amoroso, se rehace aprendiendo a leer a espaldas de todos y entablando una relación tan inapropiada como genuina con un hombre que la acepta como es.
Ese parece ser el anhelo del autor en estas páginas: la asunción de lo perdido y la búsqueda de nuevas referencias ante la certeza de que, como le sucede a la muchacha virgen de uno de los cuentos, no se puede revertir la impureza.
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