CRÍTICA DE:
'El mito del fracaso español', de Rafael Nuñez Florencio: el glorioso pesimismo patrio
Ensayo
A la imagen exterior de España le afecta el que los propios españoles se desgañiten proclamando el desastre que es su sociedad tan secularmente invertebrada
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Recordaba el historiador francés Jacques Le Goff, experto medievalista, que ante los tiempos presentes el historiador debía convertirse en periodista y el periodista en historiador. Así están de enredadas las cosas.
Si a ello se añade una tradición, profundamente arraigada en la sociedad ... española, y en sus élites intelectuales (las de entonces, porque ahora la atención ha variado y el respeto sobre ellas ha decaído) como es la de '¡Pobre España!' que viene de Juan del Enzina desde el siglo XV, o si alguien se pone estupendo de Estrabón con aquello de que «Aquí yace la Hispania antigua», la obsesión adquiere su apogeo con Quevedo, se convierte en el apocalipsis 'now' con la consabida ausencia de Ilustración, y alcanza su dudoso éxtasis con la Generación del 98 y lo que vino después, que sí era para ser pesimistas: una Guerra Civil y una oscura y larguísima posguerra. Todo un género ensayístico.
ENSAYO
'El mito del fracaso español'

- Autor Rafael Nuñez Florencio
- Editorial La Esfera de los Libros
- Año 2024
- Páginas 437
- Precio 23,90 euros
Cómo no va a afectar a la imagen exterior de España el que los propios españoles se desgañiten proclamando el desastre que es su sociedad tan secularmente invertebrada. Rafael Nuñez Florencio (Camas, Sevilla, 1956) se atreve con desparpajo y audacia con el asunto en 'El mito del fracaso español'. Y no deja títere, nunca mejor dicho, con perdón, con cabeza. Comencemos por la arqueología del asunto —anterior a lo estudiado aquí— como es la idea de la decadencia española, que como alguien ya ha advertido, no sin elegante sorna: «Hombre, menuda decadencia es esa que dura trescientos años».
Nuñez Florencio centra su excelente y documentadísimo ensayo en los años finales de los ochenta del siglo XX y estas primeras décadas del nuevo siglo. El libro presenta un catálogo excepcional de reflexiones en torno al fenómeno. Desde muy diversas, distantes y distintas perspectivas. En esto radica uno, y no es el menor, de los valores que ilustran sus páginas. Leído con enorme interés, alguien pensará, y no irá demasiado errado, que muchas de las opiniones vertidas por los numerosos autores citados, iluminan más a los firmantes que a la temática tratada, y así, cada cual, presenta el pesimismo como excusa para algo sibilinamente oculto: la búsqueda de poder.
La obsesión adquiere su apogeo con Quevedo, y alcanza su dudoso éxtasis con la Generación del 98
Y esto ya es un punto. Otro, es la mitología de la modernidad, que pareciera nunca llega. Todo queda en manos del futuro. Que como sabemos no existe. Después, el análisis de las variantes que se producen entre un pesimismo secular y un pesimismo moderno. Porque lo que verdaderamente hace imprescindible este volumen es, más que el relato de los hechos, el centón de interpretaciones que complementan, censuran, alaban o se regodean con el dichoso Mito. Capítulos como 'De transición en transición…¿Hacia dónde?', 'La mentira de las dos España' o 'España vaciada, España viciada', anuncian ese recorrido por el mapa que se presenta. Con un epílogo tan esclarecedor como de una contundencia alentadora: 'La regeneración pendiente'.
Que lo pesimista se haya convertido en un género ensayístico nacional tiene su mérito y su desgracia, pero que Nuñez Florencio haya desentrañado, con brillantez anglosajona, esa oscura tendencia patria, es un feliz acontecimiento que uno no deja de celebrar.
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