CRÍTICA DE:
'¡Detengan Paracuellos!', de Pedro Corral: Georges Henny, un hombre bueno en el infierno
ensayo
En el delegado de Cruz Roja en el Madrid republicano de 1936, se centra este extraordinario trabajo de Pedro Corral que pulveriza patrañas
Otras críticas de la autora
En la tragedia colectiva y el horror por doquier que supuso la Guerra Civil –«incivil», como bien la calificó Unamuno– española, uno de sus episodios más terribles —y los hubo a cientos— fue lo que sucedió en el Madrid republicano de 1936, por mucho ... que los promotores de la Memoria Histórica quieran silenciarlo y vendernos solo una parte de esa Memoria.
Por fortuna, hay voces, como la de Pedro Corral, que no transigen. El periodista, escritor e investigador, especializado en el enfrentamiento fratricida, nos ha brindado excelentes trabajos como 'Desertores', 'Esto no estaba en mi libro de la Guerra Civil' y 'Vecinos de sangre', entre otros.
ENSAYO
'¡Detengan Paracuellos!'

- Autor Pedro Corral
- Editorial La Esfera de los Libros
- Año 2024
- Páginas 520
- Precio 23,90 euros
Ahora publica '¡Detengan Paracuellos!' donde, al igual que en toda su producción, lleva a cabo una rigurosa labor de rastreo en fuentes primarias y secundarias, algunas inéditas.
Tras el estallido de la contienda en julio de 1936, el Madrid republicano se convierte en una ratonera mortal para quienes el Gobierno, a su capricho, considera tibios. Con la aquiescencia de las autoridades, los milicianos campan a sus anchas. Resulta altamente revelador que Largo Caballero dirigente del PSOE y de la UGT, y presidente del Consejo de Ministros en plena represión republica hiciera caso omiso de la justa petición del doctor Georges Henny, delegado de Cruz Roja Internacional de que se respetaran los convenios internacionales, y se considerara a los encarcelados prisioneros de guerra, con el fin de salvaguardar su vida. Pero las 'sacas' se suceden un día sí y otro también, los prisioneros son ejecutados sin ningún juicio, y los asesinatos de los 'desafectos' tiñen de sangre las calles madrileñas.
La obra se lee como una apasionante novela. Lo terrible es que no es ficción, sino realidad
A Georges Henny, «este hombre bueno que ayudó a España y a los españoles en el peor de sus infiernos», le trae Corral a primera línea poniendo en valor su ejemplar lucha por detener los crímenes y su actuación en, por ejemplo, el intento de evacuación de los civiles en el asedio del Alcázar toledano, o la vuelta a sus hogares de los niños de las colonias escolares sorprendidos en la otra zona.
El delegado de Cruz Roja Internacional no es el único de los 'héroes humanitarios en el Madrid de 1936', como reza el subtítulo de la obra. Así, entre otros, algunos diplomáticos, como el cónsul de Noruega Felix Schlayer, y Melchor Rodríguez, el 'Ángel rojo'. Igualmente, Corral explora la matanza de Paracuellos, de la que, como bien aclara, no solo fue su responsable Santiago Carrillo.
Paracuellos es emblema de la brutal y arbitraria represión ejercida por el Frente Popular en la capital de España, orquestada por torticeros argumentos, como la existencia de una 'quinta columna', que el autor del ensayo desmonta con solidez. Paracuellos no es, sin embargo, un caso aislado de asesinatos indiscriminados. Pedro Corral recuerda las siniestras checas, sobre todo la de Fomento — también en funcionamiento en otras ciudades—, y los «tristemente célebres 'paseos': militares y policías, funcionarios y profesionales liberales, sacerdotes y monjas, militantes y simpatizantes de partidos de derecha, empresarios y comerciantes, y también barrenderos, camareros, albañiles, porteros, tipógrafos, carboneros... La 'justicia del pueblo' no descansa, sobre todo de madrugada».
Escrito con ágil estilo, la obra se lee como una apasionante novela. Lo terrible es que no es ficción, sino realidad. Una realidad que nos sumerge en la otra Memoria Histórica. Para que no vuelva jamás a repetirse, hay que recordar lo que aconteció en uno de los más aciagos momentos de nuestra historia reciente. Pero debe recordarse todo. Libros como este de Pedro Corral resultan imprescindibles para ello.
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