ARTE
Velázquez, en busca de la gran belleza
La Academia de Bellas Artes de San Fernando rastrea los dos viajes que hizo el artista a Italia en una exposición, que abrirá sus puertas el 1 de junio, centrada en Juan de Córdoba, agente de la Corona española, y el pintor Luigi Amidani

Italia , siglo XVII. Velázquez , pintor de la Corte española, realiza dos viajes a ese país. El primero, de agosto de 1629 a enero de 1631, tenía como objetivo completar su formación académica. El segundo, de enero de 1649 a junio de 1651, ... lo emprende recién nombrado ayuda de cámara de Felipe IV , quien le encarga la adquisición de obras de arte para decorar el Real Alcázar de Madrid . Cuatro intensos años que fueron cruciales en la carrera y la vida del pintor sevillano. Una apasionante historia de amor y amistad, arte y belleza, pero también de poder y ambición, intrigas palaciegas y vaticanas, sospechas de espionaje, relaciones extramatrimoniales, un hijo ilegítimo... ¿Quién dijo que el XVII fue un siglo aburrido?
La Academia de Bellas Artes de San Fernando ultima una exposición que evoca esa historia, a través de obras que pintó el artista en Italia y otras que trajo para el Monarca, así como de algunos personajes que estuvieron cerca de Velázquez en ambos viajes. Es el caso de Juan de Córdoba –agente de la Corona española en Italia, mano derecha del artista, amigo y confidente– y Luigi Amidani , pintor de los Farnese, que le acompañó en el primer viaje por el norte de Italia.
La muestra, 'Velázquez en Italia: entre Luigi Amidani y Juan de Córdoba', ha sido comisariada por el académico y ex director del Prado José María Luzón . Permanecerá abierta tres meses: del 1 junio al 31 de agosto. Entre los investigadores que han buceado en las andanzas italianas de Velázquez se hallan desde Antonio Palomino y Francisco Pacheco, hasta Enriqueta Harris, Jennifer Montagu, Antonella Parisi, Francesca Curti, Massimo Pulini, Salvador Salort y David García Cueto, entre otros.
Sospechas de espionaje
Velázquez embarca en el puerto de Barcelona rumbo a Génova en agosto de 1629 en la flota de Ambrosio Spinola , general genovés al mando de los tercios de Flandes. Años después sería uno de los protagonistas de 'Las Lanzas', obra maestra velazqueña. La noticia del viaje a Italia del pintor del Rey no tardaría en hacerse viral: se avisa a los embajadores, se mandan cartas de recomendación... No todos lo ven con buenos ojos. En una misiva, de 26 de julio de 1629, enviada por Flavio Atti, embajador de los Farnese en Madrid, a la duquesa de Parma, anunciándole la llegada de Velázquez, le transmite la sospecha de que el pintor fuese a Italia en misión de espionaje y recomienda que Amidani mantuviese «cerrada la boca». Era la Guerra de los Treinta Años.
Pero, ¿quién es Luigi Amidani? Nacido en Parma en 1591 y dado por muerto en 1629, año en que se pierde su rastro, fue pintor de los Farnese. El historiador boloñés Massimo Pulini atribuye a Amidani diez obras de la Academia de Bellas Artes, que hasta la fecha habían pasado por la institución con más pena que gloria. Se trata de un martirio de los apóstoles incompleto (el 'San Pablo' es obra del pintor andaluz Andrés de Rubira y falta el duodécimo). Explica José María Luzón que este 'Apostolado', «procedente del Noviciado de los Jesuitas de Sevilla, llegó a la Academia cuando se disuelve la Compañía de Jesús, quizás traídos por Ponz. Siendo bocetos, son de una enorme calidad».

Estaban atribuidos a Tintoretto en Sevilla y así ingresan en la Academia, como consta en un inventario de 1796. Ocho años después, alguien cambia la atribución por Pablo de Céspedes , un canónigo y pintor de Córdoba formado en Italia, y se anota su nombre a tinta en el reverso de los marcos. «Nadie se ocupó de estos cuadros en siglo y medio –se lamenta Luzón– hasta que en 1964 Alfonso Pérez Sánchez propuso como autor, aunque con interrogaciones, a Luigi Miradori ». Así consta en unas etiquetas en los reversos. Los diez martirios de los apóstoles, que han sido restaurados y han recuperado los colores originales, colgarán juntos en la exposición. «Por primera vez estarán dignamente expuestos en la Academia. Amidani no está estudiado en nuestro país, apenas se ha hablado de este pintor, que desapareció de la contaduría de los Farnese. Creían que había muerto de peste por una epidemia –explica Luzón–. Pero empiezan a encontrarse obras de Amidani en Andalucía. Velázquez, al igual que traía obras de Italia, pudo traer también a artistas». Una figura del 'Martirio de San Pedro' es idéntica a otra que aparece en un cuadro de Amidani que se halla en Jerez.

Antes de pisar la Ciudad Eterna, Velázquez visitó Venecia (copia 'La Última Cena', de Tintoretto , en la Scuola Grande di San Rocco). «Llevamos el cuadro hace años al Prado para compararlo con los de Villa Medici. Tienen el mismo bastidor, la misma tela, la misma medida... Las figuras del fondo influyen en 'Las Meninas', hay un escalón que pintará después en 'La fragua de Vulcano' y la chimenea es la misma que la de 'Las tentaciones de Santo Tomás', de Orihuela. Velázquez copia a Tintoretto para usar esas ideas en sus obras», dice Luzón.
Al parecer, el cardenal Barberini le ofreció cobijo en los palacios vaticanos. Dicen que tenía carta blanca para pasear libremente por las estancias pintadas por Rafael y por la Capilla Sixtina, decorada por Miguel Ángel . Más adelante residiría en Villa Medici , palacio del gran duque de Toscana, un privilegio al alcance de muy pocos. Velázquez pintaría dos vistas del jardín de la villa –se hallan en el Prado–, donde pudo coincidir con Galileo. Este era muy aficionado a la pintura y Velázquez a la ciencia.

Del primer viaje a Italia se conservan muy pocas obras de Velázquez, aparte de las citadas: 'La fragua de Vulcano' (Museo del Prado), 'La túnica de José' (Monasterio de El Escorial) y un retrato que hizo en Nápoles de la hermana del Rey, María de Austria. La copia del Tintoretto, única conocida del artista, al igual que su único dibujo autógrafo, 'Retrato del cardenal Borja', y un retrato de Felipe IV, atribuido al taller de Velázquez, colgarán en la exposición. Los tres son de la colección de la Academia.
Segundo viaje a Italia
Dieciocho años después, Velázquez se embarcaría desde Málaga en un segundo viaje a Italia . Ya cincuentón, acaba de ser nombrado ayuda de cámara del Rey, quien le encarga una ambiciosa misión: adquirir pinturas y copias en yeso y en bronce de las mejores esculturas clásicas para decorar las estancias del Alcázar de Madrid : la Pieza Ochavada, las galerías del Cierzo, las bóvedas de Tiziano... Necesitaba tener acceso a las familias más influyentes y poderosas (los Borghese, los Farnese, los Medici, los Ludovisi...), así como a sus colecciones en Roma y en el Belvedere del Vaticano ; conseguir las licencias para realizar los vaciados, contratar a los mejores escultores y fundidores, redactar los contratos de ejecución, almacenaje, transporte... Una ardua tarea, para la que Velázquez contó con un colaborador de lujo, Juan de Córdoba . «Esta figura es esencial para estudiar a Velázquez –advierte Luzón–. Es quien firma con él los contratos notariales y le abre las puertas de las colecciones más importantes. Es un personaje muy curioso». Incluso pidió permiso para unas excavaciones arqueológicas.
Nace en Córdoba en torno a 1610 y muere en Roma en 1670. Hombre de plena confianza de Velázquez, se hizo cargo de él su tío, Juan Rubio de Herrera , agente de la Corona española en Italia, para que siguiera sus pasos profesionales. En su disposición testamentaria, Juan Rubio le deja casi todo, pero con una condición: debe ir a Córdoba y casarse con una cristiana vieja, limpia de sangre. Algo que nunca hizo.

Hace unos años se identificó a Juan de Córdoba como el retratado en un par de lienzos velazqueños: uno del Metropolitan Museum de Nueva York (participó en el estudio Javier Portús , jefe de Conservación de Pintura Española del Prado) y otro de los Museos Capitolinos de Roma. En este caso la autora fue la historiadora Francesca Curti , que ya identificó correctamente al retratado por Velázquez en un lienzo adquirido por el Prado. Se pensaba que era el barbero del Papa, cuando en realidad se trataba de Ferdinando Brandano (o Brandani) . En el caso del cuadro de los Museos Capitolinos, tras diez años de investigaciones en el Archivo de Estado italiano y la Biblioteca Ambrosiana de Milán, Curti publicó en 'The Burlington Magazine' un ensayo en el que identificaba al español con bigotes del retrato velazqueño como Juan de Córdoba.
Al parecer, este entregó su retrato a su amigo Camillo dal Corno, un canónigo que trabajaba al servicio del cardenal Pío de Savoya. El lienzo, que acabó en Roma, viajará a España por vez primera y será la estrella de la exposición. Después irá a Murcia, concretamente al Centro Cultural Las Claras, de la Fundación Cajamurcia. Juan de Córdoba tuvo mucha vinculación con esa ciudad.
Se ha podido reconstruir casi al completo el segundo viaje a Italia del pintor español: sabemos dónde vivía Velázquez, a qué artistas contrató para realizar las copias y vaciados, el precio de los trabajos, el lugar donde se almacenaron, cómo viajaron a España... Juan de Córdoba residía en via Parionis, actual via del Goberno Vecchio, próxima a Piazza Navona. Velázquez alquiló una casa cerca, en via San Tommaso in Parione, hoy via di Parione. Era propiedad del Colegio Nardini . El pintor firmaría tres contratos para la realización de las esculturas: diciembre de 1649, enero y abril de 1650. Tras su marcha a España, Juan de Córdoba continuó su labor. Llegó a darle a Velázquez unos poderes rotales para cobrar en su nombre los pagos pendientes a su tío: 8.000 ducados de oro.

Dado que era un encargo del Rey, no dudó Velázquez en contratar a los mejores maestros formadores y fundidores que dominaban la técnica del vaciado en bronce y en yeso: Giovanni Pietro del Duca, Cesare Sebastiani, Girolamo Ferreri, Matteo Bonarelli, Orazio Albrizio... De los 35 vaciados en yeso que se hicieron y se enviaron a España, la Academia conserva siete. Muchos se destruyeron en el incendio del Alcázar en 1734. 'Hércules' y 'Flora', ambos de la colección Farnese y que estaban instalados en los dos extremos de la Galería del Cierzo del Alcázar, no se moverán del zaguán de la institución. Los otros cinco se mantendrán en su sala habitual, donde tendrá lugar la exposición. La 'Ariadna dormida', comprada por el Papa Julio II y restaurada por Daniele da Volterra, estuvo en la galería del Cierzo del Alcázar. Se creía que era Cleopatra por el brazalete en forma de serpiente en su brazo izquierdo. Junto a ella, el 'Gladiador Borghese' –conserva aún las cicatrices de las quemaduras del incendio del Alcázar–; 'Hermes Loghios', de la colección Ludovisi; 'Nióbide corriendo', de la colección Medici, y 'Sileno con Dioniso Niño', de la colección Borghese.
El mayor coleccionista del XVII
Felipe IV, el mayor coleccionista del XVII , se gastó unos 15.000 escudos en la compra de obras de arte en Italia. Sabemos que la copia en yeso del 'Laocoonte', del Belvedere, costó 195 escudos; el 'Hércules' y la 'Flora' Farnese, 180 cada uno; el 'Gladiador Borghese', 60... Bartolomeo Tam se ocupaba de la gestión del transporte de las esculturas. Estas se almacenaban en dos estancias alquiladas en los números 23 y 25 de la via dei Cappucini Vecchi, hoy via dei Lucchesi. Otras se llevaban a unos almacenes del puerto de Ripa antes de viajar a España vía Nápoles o Civitavecchia. Se calcula que se mandaron al menos 458 cajas. Girolamo Ferreri (antecedente de los correos modernos) acompañó a tan suculento botín. Hubo al menos tres envíos.
Junto a los vaciados en yeso, Velázquez trajo a España pinturas y copias en bronce de esculturas. Es el caso de los doce leones que sujetaban los bufetes de pórfido en el Salón de los Espejos del Alcázar. Hoy se conservan once. Se hallan repartidos entre el Salón del Trono del Palacio Real de Madrid y el Prado. Sin embargo, Velázquez no logró convencer a Pietro da Cortona para que viajase a Madrid para decorar las salas del Alcázar con pinturas al fresco.

«¡Troppo vero!» , exclamó Inocencio X al contemplar su retrato pintado por Velázquez. Demasiado real. Inmortalizó al Papa en cuerpo, pero también en alma. Un cuadro que fue «el pasmo de Roma, copiándolo todos por estudio y admirándolo por milagro», según Palomino. Ese espléndido retrato, joya de la colección Doria Pamphilj de Roma, obsesionó a artistas contemporáneos como Francis Bacon . Nunca se lo quitó de la cabeza. En 1996 salió por vez primera de Italia para exhibirse en el Prado. Recuerda José María Luzón que fue él quien hizo la gestión para aquella visita histórica.
En su segundo viaje a Italia, Velázquez no solo retrató al Papa, sino también a otros personajes vinculados a la curia pontificia, que era un nido de corrupción . Fue el caso de los cardenales Camillo Massimi (Bankes Collection, Kingston Lacy, Dorset) y Camillo Astalli (Hispanic Society of America, Nueva York) o Ferdinando Brandano (Museo del Prado), hombre de negocios de origen portugués –parte de su familia procedía de Pontevedra–, que llegó a ser oficial mayor de la secretaría del Papa y prefecto de las componendas en la Dataría apostólica, un puesto altísimo, de mucha responsabilidad. Esa oficina se ocupaba de la venta de oficios, concesiones de gracia, beneficios eclesiásticos, absoluciones, privilegios, bulas... En 1652 se descubrió que la Dataría había expedido bulas falsas. Francesco Canonici, responsable de la institución, fue ejecutado, y Brandani, condenado a galeras. Le conmutaron la pena, previo pago de una gran cantidad de dinero, por cárcel, donde murió arruinado.

Brandano era amigo íntimo de Juan Rubio , que amasó una fortuna con la gestión de bulas. Anhelaba ser canónigo de Córdoba. El cabildo trató de impedirlo al no ser cristiano viejo: tenía familiares judíos conversos, aunque él negaba que fueran sus parientes. «Fue un pleito muy famoso, que Juan Rubio ganó porque Roma se puso de su parte, enfureciendo al cabildo de Córdoba», cuenta Luzón. En su testamento, Juan Rubio exaltaba la fidelidad de Brandano y le daba la orden de «hacer decir cincuenta misas por el alma de mi padre en los altares privilegiados de Roma». Al igual que su tío, Juan de Córdoba gozaba del favor de la curia pontificia y especialmente de Brandano, que le nombró ejecutor testamentario y procurador para el cobro de los alquileres de todos sus inmuebles. Cuando Juan de Córdoba muere, su heredera universal es la sobrina de Brandano.

Aparte de los asuntos profesionales, en este segundo viaje a Italia tienen lugar otros personales de gran calado para Velázquez. Su esclavo, Juan de Pareja (Antequera, Málaga, h. 1606-Madrid, 1670), también pintor, lo acompañó a Italia, donde recibió la 'donatio libertatis' en 1650. Velázquez lo retrata en un fantástico cuadro, hoy propiedad del Met, que deslumbró a todos cuando se expuso en el pórtico del Panteón con motivo de la fiesta en honor del patrón de la Congregación de los Virtuosos del Panteón, a la que Velázquez pertenecía. Cuentan que «puso este retrato con tan universal aplauso que, a voto de todos los pintores de diferentes naciones, todo lo demás parecía pintura, pero este solo verdad». En enero de 1650 fue admitido miembro de la Academia de San Lucas.

Jennifer Montagu abordó un espinoso asunto en un estudio publicado en 'The Burlington Magazine' en 1983: Velázquez, que estaba casado con Juana Pacheco y era padre de dos hijas (Ignacia y Francisca), tuvo en Italia un hijo natural, llamado Antonio , fruto de una relación extramatrimonial. Tras su regreso a España (el Rey se impacientaba y le apremiaba para su vuelta), sucedió un episodio dramático: el niño fue arrebatado de brazos de su nodriza porque, cuentan, trataba mal al pequeño Antonio. Dicen que Juan de Córdoba se hizo cargo de su custodia, pero Luzón lo duda: «Quizá quiso darlo en adopción. La exposición no aborda este asunto. Tan solo se toca, muy de refilón, el asunto del hijo en alguno de los textos del catálogo».
Hay muchas especulaciones sobre la identidad de la mujer con la que Velázquez fue infiel a Juana Pacheco. Se ha dicho que era una viuda llamada Marta y se ha llegado a apuntar que fue la modelo que posa en la 'Venus del espejo' –con permiso de la 'Gran Odalisca' de Ingres , la espalda más hermosa de la Historia del Arte–. Hoy en la colección de la National Gallery de Londres, en su día estuvo en España: perteneció a la Casa de Alba y a Godoy . Está datado entre 1647 y 1651, por lo que se cree que pudo ser pintado por Velázquez en su segundo viaje a Italia. Pero Luzón dice que la teoría de que la modelo del lienzo fue la madre del hijo de Velázquez «es puro delirio. Se estudia, se fantasea y se delira, las tres fases del investigador».
Noticias relacionadas
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete