LIBROS
Enganchados al «Rey Blanco»
Juan Gómez-Jurado presenta la que se supone es la última entrega de la trilogía protagonizada por Antonia Scott.
«Rey Blanco» está llamado a ser un superventas seguro

Existe una técnica literaria llamada In media res , consistente en iniciar el relato en medio de la acción: como si cerráramos los ojos y, al abrirlos, nos encontráramos entre los dos carriles de una transitada carretera, donde los coches, a toda velocidad, pasaran ... rozándonos en ambas direcciones para hacernos sentir el viento en la sien. Eso es lo que experimentará quien se adentre con paso cauteloso en las primeras páginas de Rey Blanco , literal y literariamente; la última entrega de la exitosa trilogía -¿o deberíamos, sin desvelar la trama, escribir «pentalogía»?- protagonizada por Antonia Scott, sin duda el personaje más emblemático de Juan Gómez-Jurado (Madrid, 1977).
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La novela, que empieza con una persecución y una huida , se mantiene fiel al estilo del autor madrileño y refina los ingredientes de la fórmula que lo afianzó en el éxito superventas con Reina Roja (Ediciones B, 2018) y Loba negra (Ediciones B, 2019), los dos títulos anteriores de la serie, que es aconsejable tener frescos en la memoria, si se pretende disfrutar de Rey Blanco al cien por cien: por un lado, una estructura que se yergue sobre un dominio loable de la cultura popular y un conocimiento exhaustivo del ritmo, marcado con la intención de no dar tregua al lector, que hará bien en dejarse llevar por la fluidez del texto sin oponer resistencia a la velocidad de la corriente narrativa; y por otro -y aquí viene lo más importante por lo que tiene de coyuntural y propio de nuestro tiempo-, una ambición: que la historia trascienda las fronteras del papel y el universo de Antonia, Jon Gutiérrez, Carla Ortiz y la abuela Scott se filtre en la realidad y crezca en ella. Pero ¿cómo se hace eso?.
Tres piezas
En una entrevista concedida a este suplemento ABC Cultural el pasado verano a propósito de su novela El enigma de la habitación 622 , el suizo Joël Dicker (Ginebra, 1985) aseguraba que un buen best seller, en nuestros días, es el resultado de un óptimo trabajo en equipo. Las declaraciones de Dicker se referían principalmente al apoyo e intervención del editor, que siempre respalda al escritor con su mirada crítica, pero, en el caso de Gómez-Jurado, esa sintonía imprescindible y en activo más allá de la lectura de sus obras no solo se establece con quien publica el libro, sino también, y sobre todo, con el lector, que a través de las redes sociales interpela y es interpelado constantemente por el novelista acerca de la ficción, manteniéndola con vida fuera de su medio habitual, escapando de las pastas del libro.
De ahí que sea la literatura comercial, de la que Rey Blanco y su pertenencia a un rompecabezas de tres piezas son una muestra excepcional, la que estimule una de las reflexiones más interesantes sobre la escritura en el siglo XXI: ¿hasta que punto las nuevas tecnologías y este nuevo e incierto escenario social no van a terminar con la concepción de la lectura como un acto individual y de la obra como un trayecto limitado y circunscrito a los límites de la primera y la última página? Despreciar la evidencia de esta perspectiva por detectar su origen en un segmento de la creación orientado al entretenimiento y negarse a valorarla es un error en el que Gómez-Jurado, por supuesto, no cae.
Motivados
Tal vez por eso, al final de esta aventura de Antonia, se atreve a escribir desde el «yo» y afirma lo siguiente: «Me dijo una vez Michael Connelly que una lectora motivada es capaz de generar, al menos, diez lectores nuevos; de convencerles de q ue vivan la misma historia que ha vivido ella. Antonia y Jon ya no son míos, Te pertenecen a ti. Así que respóndeme tú. ¿Antonia y Jon regresarán?».
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