«Ser, y no saber nada…» Lo fatal y Harvard
«Algo extraño está pasando en las universidades estadounidenses, esos campus idílicos y elitistas que solían despertar la admiración del mundo entero, pero que ahora producen toda suerte de noticias escandalosas»
Harvard pone bajo sospecha sus fondos de Rubén Darío

Algo extraño está pasando en las universidades estadounidenses, esos campus idílicos y elitistas que solían despertar la admiración del mundo entero, pero que ahora producen toda suerte de noticias escandalosas que acaban convertidas en tema para los humoristas. Después de que las rectoras de Harvard, ... MIT y Penn fueran convocadas por el Congreso para explicar los gritos antisemitas que se oyeron en sus campus –una inesperada encerrona de la que ninguna salió airosa–, dos de ellas tuvieron que renunciar y las tres acabaron caricaturizadas en 'Saturday Night Live'. El fanatismo que se transpira en estas instituciones animó a Bill Maher a compararlas con una mezcla de spas y campos de reeducación norcoreanos.
El chiste no acaba ahí. Hace una semana, dando el discurso de graduación en la Universidad de Duke, el humorista Jerry Seinfeld incidió en lo mismo. «No lo vais a creer», les dijo a sus oyentes, «Harvard solía ser un gran lugar donde ir a estudiar». Las carcajadas de los estudiantes explicitaron el desprestigio que lleva un tiempo corroyendo su imagen. No es un secreto: algunos de sus estudiantes apoyaron a Hamás tras la matanza del 7 de octubre, su rectora no sólo tuvo que renunciar por su comparecencia, sino por acusaciones de plagio, y en 2024 quedó de última en el ranking nacional FIRE de libertad de expresión.
Como si fuera poco, ahora se sabe con más certeza, gracias a que ABC desveló la plausible identidad del plagiario, que en 2008 y 2009 se dejó colar un lote de documentos falsos atribuidos a Rubén Darío. Es más grave el antisemitismo, por supuesto, pero la negligencia o liviandad en torno a Darío es una ofensa para cualquier hispanohablante aficionado a las letras. Más porque este error fue denunciado en 2012 por expertos latinoamericanos, entre ellos Sergio Ramírez, y nadie les prestó atención. Sólo ahora, con el nombre propio del sospechoso desvelado, se produce una reacción oficial. Lo que ocurre en Harvard en realidad no da risa. Su renuncia a ciertos valores que forjaron las sociedades liberales es un síntoma de decadencia que debería alarmar al mundo entero.
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