La batalla generacional del humor: ¿de qué se ríe la generación Z?
La comedia es efímera y envejece rápido. La era de las grandes estrellas ha pasado. En el mundo digital, lo que funciona se replica. Aunque hay más variedad de humoristas que nunca, también hay más 'ofendiditos' dispuestos a criticarlos
Encuesta | ¿Qué humoristas nos han dejado de hacer gracia?
Meme: un fenómeno muy serio

La comedia ya no es lo que era. De hecho, sería imposible que lo fuera, pues los chistes no dejan de ser «el mejor reflejo de cualquier sociedad», recuerda el profesor José María Perceval, autor de 'El humor y sus límites' (2015). Y la ... España que se reía de los chistes de Arévalo no tiene nada que ver con la que devoraba los 'sketches' de Cruz y Raya en TVE o con la que disfrutaba del humor casi surrealista de los chanantes. Y mucho menos con la que comparten memes o vídeos humorísticos en TikTok.
«Hay distinta tendencias, pero al final siempre nos reímos de las mismas cosas. Los temas (el poder, la muerte, la autoridad, las relaciones...) y las estructuras dialécticas son esencialmente las mismos, pero como nuestra relación con todos esos elementos se va modificando, lo hace también el humor que cada sociedad tiene en un momento determinado», apunta el ensayista Andrés Barba, que firma 'La risa caníbal'. «El humor está enclavado en el límite entre lo que se puede decir y lo que no. La estrategia está en transgredir de una forma más o menos reglada un límite que pensamos o hemos acordado que no puede transgredirse».
La comedia es algo efímero, envejece rápido y es absolutamente dependiente de su contexto, por eso es más sencillo que padres e hijos conecten a través de la música que a partir del humor, apunta el humorista crítico Edu Galán. El éxito del meme 'Ok. boomer' no es casual. «Y si hablamos de la sátira política todavía más. Las de hace diez años ya están caducadas. Hoy las sátiras de la guerra de Irak, por ejemplo, no las entendería gente de otra generación», asume el creador de 'Mongolia'.
Probando suerte en televisión

Gila
Un icono atemporal
«¿Es el enemigo?». Así comenzaban, teléfono en mano, muchos diálogos ficticios de este pionero del monólogo. Pese a tener una ambientación bélica, en su humor había más costumbrismo que violencia.

Tip y Coll
Sorteando la censura
Luis Sánchez Polack y José Luis Coll debutaron como Tip y Coll (antes formaron el dúo Tipicol Spain) en el programa 'Galas de sábado' en 1969. Es famosa su muletilla cuasi política: «La semana que viene...hablaremos del Gobierno».

Eugenio
La seriedad como arma
Con su inconfundible acento catalán, se hizo famoso en la década de 1980 se hizo famoso como «intérprete» de chistes. Su secreto era contar las situaciones más absurdas con un semblante serio e inalterable.

Paco Gandía
La escuela andaluza
Empezó en las salas de fiestas y se hizo famoso contando sus «casos verídicos».
También la ciencia apoya esta visión generacional de la risa, que no deja de ser la autorrecompensa de nuestro cerebro ante aquello que no esperaba percibir. Lo ilógico, lo sorprendente. «Está íntimamente ligado al desarrollo cognitivo; por eso, las personas de edades distintas se ríen de cosas distintas. También está relacionado con la época y la cultura en la que vivamos y, por supuesto, con el carácter de cada individuo. Las técnicas de neuroimagen también han visto que hombres y mujeres tienen distintas formas de procesar el sentido del humor», señalaba en 2015 un informe de la Sociedad Española de Neurología que apuntaba, además, que reírse alarga la vida unos cuatro años de media.
Cada generación fija, además, sus propios límites. Así, señala Perceval, en el humor actual cada vez hay menos chistes que tienen que ver con defectos físicos o con lo diferente, ya sea físico o cultural. Pero no lo hace de forma consciente sino que acaba considerando obsoletas ciertas cuestiones. Como explica José Luis Cano, periodista, escritor y la mitad de Gomaespuma, él mismo hacía hace años bromas que hoy no haría porque el humor, como parte de la sociedad, también cambia. «No es tanto que hayamos acordado que ya no debemos reírnos de un tema como la violencia de género, sino que simplemente deja de hacernos gracia. Hemos adquirido conciencia respecto a una problemática que no estaba presente. Y eso impide la risa», sostiene Barba, que pone como paradigma de esto a Chaplin, quien dijo, «de una forma elocuente», que nunca hubiese podido hacer 'El gran dictador' (1940) si hubiese sabido hasta dónde iban a llegar los nazis.
Por otro lado, destaca Perceval, el chiste «revela, y es necesario para que la sociedad cambie; porque a veces sirve para normalizar una situación», apunta este profesor, ya retirado, de la Universidad Autónoma de Barcelona. Como dijo Woody Allen, la comedia no deja de ser tragedia más tiempo.
Nuevas herramientas
Uno de los cambios más relevantes que caracterizan al humor de la generación Z, e incluso de la 'milennial', es que la cantera de humoristas ya no nace del cine o de la televisión, sino de internet. De hecho, comenta Perceval, alguien dijo que el mundo digital es básicamente «porno, gatitos y humor», pero la buena noticia es que el último supera a los otros dos. «Antes había sólo tres o cuatro canales y había que esperar a que pusieran en alguno de ellos una comedia que te gustase. Pero ahora tienes humor en los móviles a todas horas, todo el rato, puedes incluso llegar a cansarte del humor», bromea Galder Varas, que acumula más de 1,5 millones de seguidores sólo en Instagram. «Hay mucho más humor de nicho y hay muchos más nichos».
«Ahora la comedia es mucho más sarcástica y absurda, cualquier chico de 14 o 15 años puede hacerte reír en TikTok», apunta Gema Palacio, alias 'Esperansa Grasia', que parodiaba en TikTok a las familias estadounidenses. De hecho, apunta Edu Galán, gran parte del humor actual de las redes tiene que ver con lo físico, las reacciones, los equívocos e incluso las 'matrimoniadas', más con el talento de un buen editor que con la crítica social. De hecho, el humor de las redes es en su opinión, muy blanco: «Creo que el humor político y el satírico para esa generación casi no existe».
Los locos años ochenta y noventa

Arévalo
Chistes de «gangosos y marquitas»
Grabó decenas de 'casetes' con chistes que hoy incendiarían las redes sociales. Sin embargo, en la época triunfó con el 'Un, dos, tres...' y más tarde en la gran pantalla.
Chiquito de la Calzada
'Jaaaaarl'
Curtido en los escenarios en los ochenta, dio el salto a la pequeña pantalla en los 90. Ggracias a sus chistes, popularizó expresiones como «Fistro», «Comorr», «Pecadorr» o «Hasta luego, Lucas».

Los Morancos
Una carrera de fondo
Los hermanos César y Jorge Cadaval debutaron en el 'Un, dos, tres..', pero han pasado por varias cadenas de televisión y radio, tanto nacionales y autonómicas. Han cultivado el sketch y la parodia musical.
Martes y Trece
La comedia de lo cotidiano
Fue José María Íñigo el que descubrió el talento de Josema Yuste, Millán Salcedo y Fernando Conde, que dejó el grupo en 1985. Encontraron un filón en sus gags esperpénticos sobre la vida cotidiana y las caricaturas de famosos. Fueron también reyes de la Nochevieja.
«Últimamente, además, la gente se ríe de sus propios problemas de uno mismo. Y eso hace que el público se sienta identificado», señala Daniel Fez, que empezó a acumular en Vine una legión de seguidores que ve cómo desmonta los videotutoriales. «Yo hago comedia de todo lo malo que me pasa o me ha pasado, y me ayuda a afrontarlo. No hay nada más bonito que reírse de uno mismo. En este sentido me siento orgullosa de mi generación», añade Palacio, que se siente afortunada porque su generación es la primera que ha crecido además con otras cómicas como referentes.
El mundo digital ha democratizado mucho el humor. "Y cuando aumenta el consumo porque hay más oferta, hay mas cosas buenas, malas y reguleras, para tirar a la basura y para subir a los altares", señala Cano. Por un lado, explica la cómica Victoria Martín, la mitad del podcast 'Estirando el chicle' y creadora de 'Malas personas' (Podimo), Internet ha permitido que «con mucho trabajo y precariedad» crezcan nuevos perfiles que quizás no lo hubieran hecho en otras circunstancias. Pero también «hay mucha repetición de lo antiguo», también en parte porque las tendencias se propagan cada vez más rápido, apunta Galder Varas.
Por qué falta industria
«Es muy difícil también porque el humor está siendo expulsado de la televisión y de los sitios donde realmente se gana dinero con ello, que no son las redes sociales. Hoy en día ser humorista es durísimo, te metes en mil problemas», reconoce Edu Galán.
Los cómicos más jóvenes también creen que cada vez hay más ojos fiscalizando tu trabajo. «Hoy en día hay más colectivos representados, pero también mucha gente educada para ver cosas con las que alguien se puede ofender potencialmente. Creo que el foco está mal puesto en la comedia, nunca es la intención ofender. A veces incluso se hacen bromas para dar visibilidad a algo o para superarlo», sostiene Galder Varas.
De los 'sketches' al surrealismo

De Cruz y Raya a José Mota
Parodias sin saña
Tras triunfar en salas de fiesta, llegaron en los noventa a la televisión. Se hicieron famosos por sus sarcásticas parodias, que sin embargo no ofendían a los imitados. A partir de 2007 decidieron continuar con sus carreras en solitario.

Faemino y Cansado
El triunfo del humor absurdo
Empezaron en 'La bola de cristal' hasta que consiguieron un programa propio: 'El orgullo del tercer mundo'. Sus monólogos cultivavan el surrealismo: sólo ellos consiguieron hacer popular lo de «leer a Kierkegaard».

El club de la comedia
La cantera actual
Creado por José Miguel Contreras, este programa ha sido cantera de cómicos durante más de diez años. Se ha emitido en todas las cadenas generalistas, con Emilio Aragón, el Gran Wyoming y Ana Morgade y Eva Hache, entre otros, a los mandos.
Los chanantes
Esos muchachos de Albacete
En 2002, Joaquín Reyes , Ernesto Sevilla, Julián López, Carlos Areces, Raúl Cimas y Pablo Chiapella pusieron en marcha 'La hora chanante', que convirtió el humor manchego, absurdo y surrealista en el referente de toda una generación.
Su compañera, Victoria Martín, cree que en ocasiones hay que aplicar la política de oídos sordos: «La gente tiene derecho a decir lo que quieras, pero tu también a no hacerles caso. Este es mi trabajo y yo intento hacerlo lo mejor posible, es la filosofía que hay que tener. No puedes gustarle a todo el mundo», plantea Victoria Martín, que está convencida de que su trayectoria hubiera sido más sencilla si no hubiese apostado por un personaje tan sarcástico.
El problema, concluye Galán, es que se confunde «escupir con la crítica razonada», y se desmonta es el contexto de donde se produce el humor. «La libertad creativa humorística hoy es muchísimo menor», lamenta este ensayista. «Vivimos en una época plagada de moralidad. Es mucho más cómodo rasgarse las vestiduras y atizar a alguien que subirte las mangas y protestar de verdad».
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