Azul egipcio, blanco y morado: revelan los colores de los mármoles del Partenón
Un estudio halla rastros de los pigmentos y concluye que el conjunto fue muy brillante y «la inspiración para un interés más amplio en el uso de esculturas policromadas ricas y elegantes»
Grecia activará un plan estratégico para el retorno de los mármoles del Partenón tras los robos en el Museo Británico

Los mármoles del Partenón lucen blancos como la nieve en una sala del Museo Británico debido al desgaste y la limpieza a la que fueron sometidos en el pasado. Pero su aspecto original no era este, sino que estaban pintados de brillantes ... colores, algo que se conocía desde hace mucho tiempo, pero que ha sido reconfirmado con un estudio dirigido por Giovanni Verri, del Instituto de Arte de Chicago, autor principal de una nueva investigación publicada en la revista 'Antiquity' que explicó que pese a que estas esculturas «se consideran uno de los pináculos del arte antiguo y han sido estudiadas durante siglos por una variedad de académicos, nunca se habían encontrado rastros de color y se sabe poco sobre cómo fueron tallados«.
Sin embargo, gracias a una técnica llamada imágenes de luminiscencia inducida visible ha sido posible identificar en los mármoles un pigmento conocido como azul egipcio, que se utilizó mucho en el arte del mundo antiguo y está compuesto de cobre, silicio y calcio. Esta tecnología, que permite que este pigmento pueda ser detectado de forma no invasiva, incluso en cantidades microscópicas, descubrió su presencia en algunos elementos de las esculturas, como el mar, prendas de ropa e incluso la piel de serpiente. Concretamente se utilizó, hace ya 2.400 años, para resaltar el cinturón de la diosa Iris, en las piernas de serpiente de otra figura, Kekrops, y para resaltar la cresta de las olas de las que sale en su carruaje Helios, el dios del sol.
En la investigación dirigida por Verri participaron conservadores, historiadores textiles y arqueólogos del Museo Británico y del Kings College de Londres, que coincidieron en que pintar los mármoles fue «una tarea más elaborada de lo que jamás se imaginó», tanto, quizá, como su tallado. «Encontramos rastros muy, muy, muy pequeños (de pigmento)», dijo el doctor Verri, que añadió que «eso es lo que normalmente esperamos», pero aún así fue más de lo esperado. «Por eso fue una revelación maravillosa descubrir que había más de lo que normalmente se encuentra. Porque nada era visible a simple vista. Ni siquiera había rastro de ello. En ese sentido, superó las expectativas», explicó el especialista, que puntualizó que «las esculturas eran muy brillantes y «se podría argumentar que el Partenón fue, de forma total o parcial, la inspiración para un interés más amplio en el uso de esculturas policromadas ricas y elegantes».

Además del azul, el equipo pudo observar también pigmentos blancos, concretamente yeso; así como morado, que aunque los científicos no están seguros de su procedencia, sí saben que no es el pigmento llamado púrpura verdadero o púrpura de Tiro, que era extremadamente caro en aquel momento y se derivaba de los mariscos.
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