Música y pensamiento
El día que Wagner excomulgó a Nietzsche
Tras ser su acólito, el filósofo acusó al compositor de repetir las ‘sandeces antisemitas’ de Schopenhauer. Lo señaló como a un Wotan caído

El compositor Richard Wagner
Richard Wagner murió en Venecia de un ataque al corazón la tarde del 13 de febrero de 1883. Ese mismo día, Friedrich Nietzsche se encontraba en Rapallo completando la primera parte de ‘Así habló Zaratustra’, obra en la que proclama la muerte de ... todos los dioses y la llegada del Súper hombre. Aunque el filósofo escribiría más tarde que se encontraba escribiendo justo «en esa hora sagrada en la que Richard Wagner murió en Venecia», lo cierto es que hacía ya mucho que no hablaba con quien había sido su maestro.
El crítico musical de ‘The New Yorker’ Alex Ross recoge los detalles de esta acre historia de dioses caídos en las páginas de ‘Wagnerismo’ (Seix Barral) , sin duda uno de los mejores ensayos que se han publicado este 2021, un libro que desentraña a Wagner en tanto personaje y ofrece una contestación a muchos tópicos sobre él: por ejemplo, su vinculación con el nacionalismo alemán contrastada con su vida de nómada europeo. Y como ésa, muchas otras paradojas, incluida su relación con Nietzsche.
La cercanía de sus ideas fue manifiesta desde que se conocieron. Pero la sintonía devino en una absoluta tormenta, en buena medida por la decepción que Nietzsche experimenta ante la obra del músico, ajada y desvirtuada por la influencia de Schopenhauer . «Cuando con posterioridad Nietzsche rompió con Wagner, la imagen que tenía de sí mismo era la de un esclavo que había logrado huir. Aunque renegaba del hombre, no podía renegar de la obra», escribe Ross.
Nietzsche, el propagandista
Wagner y Nietzsche se conocieron en la primavera de 1869. Nietzsche, que tenía entonces 24 años, había sido nombrado catedrático en la Ciudad de Basilea, a unas horas en tren de Lucerna, ciudad en la que el músico se había establecido. Con la intención de acercarse a Wagner, Nietzsche viajó hasta ahí. Cuando tuvo el valor de hacerse anunciar en la casa de Wagner, el compositor pidió que le dijeran que no deseaba ser molestado, pero lo invitó a comer el lunes siguiente.
Nietzsche había crecido en un hogar luterano que idolatraba la música en alemán. Así que su predisposición a la admiración tomó forma definitiva a partir de aquel encuentro. El joven catedrático asumió la labor de entusiasta propagandista del que de ahora en adelante se convertiría en su mentor. Wagner, que carecía de apoyo en el mundo académico según describe Ross, «sabía qué valor tenía el hecho de contar con un joven estudioso apasionado y lleno de talento».
Los textos dedicados a la obra de Wagner no se hicieron esperar. En 1876, antes de que se celebrara el estreno del ‘Anillo del nibelungo’, Nietzsche publicó ‘Richard Wagner en Bayreuth’, un texto entusiasta en el que ofrece la sinopsis del ciclo: «el héroe trágico es un dios sediento de poder, que, recorriendo todos los caminos para conseguirlo, se vincula por medio de contratos, pierde su libertad y queda atrapado en la maldición en la que sustenta su poder». A fin de satisfacer la petición de Wagner de un trabajo «mayor y más completo», Nietzsche publicó su primer libro, ‘El nacimiento de la tragedia a partir del espíritu de la música’, en 1872. «Nietzsche plantea no sólo la dualidad de lo apolíneo y lo dionisíaco sino, sobre todo, la tragedia griega que cobra expresión musical en la figura del coro», asegura Ross.
Wagner transmite a su pupilo que el libro y su obra convergen «en una conexión extraña, realmente milagrosa». Nietzsche, sin embargo, tuvo la sensación de que él jamás se había sentido realmente reflejado en sus ideas. Con el paso de los años, Nietzsche comenzará a experimentar un progresivo escepticismo, por ejemplo, el filósofo consideraba que Bayreuth, donde Wagner estableció su círculo escénico y musical, era una ciudad desalentadora. Incluso acabó por abandonarla «alienado de su ambiente, pero también de la teatralidad del festival».
Excomunión y muerte
El último encuentro entre Nietzsche y Wagner ocurrió en otoño de 1876, en Sorrento, en la costa amalfitana. A partir de entonces no volvieron a encontrarse jamás. Uno de los motivos del distanciamiento y posterior ruptura guarda relación con el ensayo ‘Humano, demasiado humano’, en cuyas páginas, un Nietzsche, cada vez más autónomo e independiente en sus propias concepciones, critica al ‘Parsifal’ de Wagner.
Escribe Nietzsche que la obra está demasiado escorada hacia la ética de la compasión de Schopenhauer, que para Nietzsche encarna la enfermedad y la decadencia. Wagner no aparece mencionado en el texto. Sin embargo, las enfáticas andanadas que le depara provocaron la respuesta indirecta del compositor en un ensayo titulado ‘Público y popularidad’. «Le lee la cartilla a Nietzsche, pero sin que nadie que no esté absolutamente enterado pueda percibirlo», asegura Cósima, la mujer de Wagner, citada por Ross.
Habían llegado ambos a un desencuentro definitivo. Wagner le reprocha a Nietzshe la ausencia de compasión y la exaltación del poder y Nietzsche le reprocha a Wagner el «chovinismo teutónico y el antisemitismo, que equivalían un acercamiento a la mentalidad fascista». Fue en ese momento cuando se ofició la ex comunión. El músico no volvió a tener contacto directo y menos aún tras la estocada final del excomulgado en el texto ‘La gaya ciencia’, y en el que abandona las críticas indirectas para pasar a un ataque frontal.
En ese ensayo Nietzsche acusa a Wagner de no haber comprendido la filosofía implícita en su arte. «Schopenhauer lo ha engatusado para soltar sus sandeces antisemitas, para realizar una discutible fundición de cristianismo y budismo, para caer en una desmesurada preocupación por el bienestar de los animales (…) Nietzsche anuncia la muerte de Dios. Wagner es percibido, para quien llegó a sentirse su hijo, como un Wotan caído, con su bastón roto».
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