Agresión tierna: por qué mordemos a las personas que queremos
Al igual que cuando mordemos algo crujiente o sabroso, esta acción puede producir una respuesta física placentera en nuestro cerebro
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Si alguna vez has mordido -con delicadeza, por supuesto- a un bebé porque no podías aguantar las ganas o si en una muestra de cariño también te ha salido hacer esto en el labio o en el brazo de tu pareja o de otra persona a la que quieres, tenemos que decirte que has sufrido lo que se conoce como agresión tierna, y no es en absoluto nada malo no siempre está relacionado con el deseo sexual.
¿No te ha pasado que algo muy muy achuchable tenías ganas de apretarlo con todas tus fuerzas, e incluso de morderlo? La sensación de querer morder o apretar a las personas que amamos puede parecer extraña, pero en realidad tiene una explicación científica. Según estudios psicológicos y neurológicos, estas ganas de querer morder a alguien que nos resulta adorable es conocida como «agresión tierna» o «agresión positiva», e incluso tiene un fin social: ayudarnos a controlar nuestras emociones.
«Que te muerdo»
Lidia Alvarado (@soylidiaalvarado), psicóloga experta en relaciones de pareja indica que esas ganas de «morder un pedacito» suelen sentirse ante situaciones que nos sobrepasan de manera positiva y actuar así termina siendo una salida para que el cerebro «no se vuelva loco de ternura» y pueda volver a la normalidad emocional de manera rápida. Por tanto, la agresión tierna se produce cuando sentimos una abrumadora cantidad de amor y ternura hacia alguien y nuestro cerebro no puede procesar adecuadamente esa emoción intensa.
Como resultado, nuestro cerebro puede activar los mismos circuitos neuronales que se activan cuando sentimos la necesidad de morder algo, como una reacción instintiva y automática, tal como indica la experta: «Lo que sucede si tienes las ganas de morder a la persona que quieres es que simplemente no puedes aguantar la ternura y el sentimiento que él o ella produce en ti». Es decir, esos ataques impulsivos son producto de la demostración de aprecio a personas que queremos mucho y no hay nada raro en ello.
Además, morder suavemente a alguien puede liberar endorfinas y generar una sensación de placer. Al igual que cuando mordemos algo crujiente o sabroso, esta acción puede producir una respuesta física placentera en nuestro cerebro.
Para liberar tensiones
La agresión tierna no implica hacer daño o causar dolor a la persona que queremos, sino que es una forma de expresar nuestro afecto, conexión emocional y complicidad de manera peculiar. Por supuesto, estoy puede variar si las intenciones son de hacer daño.
La psicóloga Lidia Alvarado comenta que también puede considerarse como una forma de comunicación no verbal y expresar deseo y pasión en contextos más románticos y apasionados, donde la intensidad de la emoción busca una expresión física.
Por otro lado, también en un nivel más profundo, morder puede ser una forma de liberar tensiones y canalizar instintos primitivos. «El juego físico, que a menudo incluye mordiscos suaves, puede ser una manera de liberar energía acumulada, reducir el estrés y fortalecer los lazos emocionales», recalca Alvarado.
En definitiva, si tienes ganas de morder o «comerte» a un ser querido, no te alarmes, es solo una manifestación de tu amor inmenso y un acto cariñoso que, aunque no todos lo lleven a cabo, muestra el afecto y la debilidad hacia la otra persona.
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