Esto es lo que pasa si descuidas la alimentación en verano
Con el amplio abanico de planes que tenemos en verano, es muy común comer peor. Aquí reunimos los mejores consejos para no descuidar la alimentación durante esta temporada
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Ya está aquí la temporada favorita de la gran mayoría y eso significa, entre infinidad de cosas, que tenemos más tiempo libre, que nos reunimos más con familiares y amigos y que las quedadas en chiringuitos, restaurantes y casas ajenas están más que aseguradas.
También cabe la posibilidad durante estos meses estivales que tendamos a descuidar un poco nuestra alimentación por esa vida social de la que estamos hablando. El buen tiempo y el tener más horas de luz son también factores que invitan a estar al aire libre, y estas quedadas casi siempre son alrededor de comida o bebida... Ya sabemos que a más salidas, más nos exponemos a tomar peores decisiones alimentarias en los bares y restaurantes.
Por otro lado, el verano también significa la llegada de helados, smoothies, granizados, horchatas... Estos están fresquitos y apetecen mucho pero, tal como alerta la dietista-nutricionista Laura Jorge, «nos aportan una cantidad considerable de azúcar».
Cómo comer en verano
Entonces, ¿dejamos de quedar con gente? Laura Jorge opina que «simplemente hay que tener mejores elecciones cuando salimos por ahí». La experta, que anima a coger un helado de una bola en vez de tres o a pedir el tamaño de horchata más pequeña, por ejemplo, comparte algunos consejos que harán que durante el verano sigamos comiendo sanos:
«En las comidas y cenas vamos a intentar controlar el picoteo, y una buena idea puede ser servirnos este en nuestro propio plato para controlar la cantidad que estamos comiendo», recomienda.
María Sanchidrián, dietista-nutricionista, señala que el verano representa una cuarta parte de nuestras vidas, y si descuidamos la alimentación en este tiempo, nuestra salud se resentirá: «Recuerda que cuidas tu cuerpo porque a través de él experimentas el mundo, y te interesa tenerlo a punto para disfrutar de energía, enfoque y ánimo. Una salud perjudicada nos hace disfrutar menos de la vida».
Controla el alcohol
Aunque a quien le gusta el alcohol lo toma todo el año, lo cierto es que en verano el consumo del mismo se hace más intenso. Para quienes no pueden pasar sin él, Laura Jorge insiste en la importancia de no abusar de él: «Podemos pedir cerveza sin alcohol o, por lo menos, intercalar botellas de agua entre las bebidas alcohólicas, así nos mantendremos hidratados y beberemos menos alcohol».
La mayoría de las personas son bebedoras sociales, es decir, no toman alcohol en casa, pero sí cuando salen a comer con otras personas. En verano salimos más, mucho más, y se presenta la ocasión de beber alcohol. Según María Sanchidrián, una o dos bebidas pueden pasar desapercibidas porque si se toman con comida no notamos los efectos del alcohol y las personas con las que estamos también están bebiendo. Pero el alcohol ingerido sigue teniendo un efecto perjudicial en el organismo.
«Recordemos que cuanto menos alcohol mejor y que la única cantidad de alcohol que no aumenta el riesgo de cáncer es cero. Si te gusta la cerveza 0,0 adelante con ella, es una fantástica alternativa. Los refrescos sin azúcar también son una gran alternativa, y, puestos a comparar, los refrescos con azúcar siempre serán mejores que las bebidas alcohólicas. Al fin y al cabo, el azúcar es un nutriente y el alcohol es un tóxico.
El azúcar en verano
Como decíamos, los helados, smoothies y batidos gozan de total protagonismo esta temporada, y no es lógico privarse de ellos en su totalidad, pero sería interesante que dejemos de comer estos alimentos por pura inercia. «Una merienda a base de galletas no te va a saciar ni a aportar nutrición; mejor elige fruta y frutos secos sin sal. Para después de las comidas, el postre perfecto en verano es la fruta, aprovechando la variedad que nos ofrece esta temporada», recomienda María Sanchidrián.
Por otro lado, los snacks están presentes en casa. Es muy típico comer patatas fritas y snacks salados o dulces en la playa o la piscina. Muchas veces, más que por hambre, parece que se comen «por hacer algo». María Sanchidrián invita a jugar a las cartas, las paletas, a la pelota o bañarse en vez de comer por comer: «Es más divertido».
Qué es mejor comer en verano
Lo más destacable del verano es la calor que todos sufrimos, para ello lo más importante a nivel nutricional es asegurar una correcta hidratación. Además de beber suficiente agua para reponer los líquidos que perdemos con la sudoración, la dietista-nutricionista Belén Siscar señala la incorporación de alimentos ricos en agua como fruta, verdura, preparaciones como el gazpacho y las ensaladas serían ideal. Al mismo tiempo de ayudarnos a llegar a un punto óptimo de hidratación nos proporcionan esa sensación refrescante.
«Comer de «temporada» suele ser la clave en cualquier época ya que nos ayuda a aportar lo que nuestro cuerpo necesita en cada estación del año, por eso la fruta y verdura de verano es tan ricas en agua: melón, sandía, melocotones, cerezas, tomate, ciruelas, albaricoques, lechuga, pepino… además al consumir alimentos de temporada son más sostenibles, ya que es más probable que sean de producción local o cercana lo que disminuye la huella ecológica», indica.
Por tanto, aconsejados por María Sanchidrián:
- Elige dónde vas a ir a comer. Los restaurantes de comida rápida tienen poco que ofrecer.
- Incluye una ración de verdura en todas las comidas.
- Evita el alcohol todo lo posible o sé consciente de que es perjudicial.
- Elige cuándo vas a disfrutar de un postre azucarado o de un helado.
«En verano necesitamos comer el mismo tipo de alimentos que siempre: cinco raciones de fruta y verdura al día siguen siendo la base de la alimentación. Tiene sentido que durante el verano nos apetezcan alimentos fríos y con mayor contenido en agua como ensaladas y fruta, ya que sudamos más y necesitamos reponer agua y minerales a través de los alimentos y no sólo del agua», dice Sanchidrián.
Es un buen momento para incluir fruta de temporada en las ensaladas y no olvidarse de las legumbres, cuyo consumo recomendado es de 3- 4 raciones a la semana. Al principio puede chocar esto de tener garbanzos o lentejas en una ensalada, pero cuando te acostumbras es un ingrediente como cualquier otro. El hummus es otra buena opción de tomar legumbres en formato frío.
Si descuidamos la alimentación...
Por lo pronto, hay que quitarse la mentalidad de 'dieta' en la cual de septiembre a mayo nos cuidamos y seguramente llevemos una dieta estricta con ganas de que llegue el verano para volver a comer sin restricciones y en septiembre volvemos a empezar y así cada año de nuestra vida. Tal como indica Belén Siscar, esto sucede cuando nuestro enfoque no es la salud, y no llegamos a construir unos buenos hábitos.
«Si nueve meses al año llevamos unos hábitos de vida buenos, comemos de forma saludable, hacemos ejercicio, descansamos y nos preocupamos de nuestra salud mental, durante los tres meses verano no debería ser menos. Es cierto, que durante esta época tenemos más eventos, reuniones sociales, vacaciones… pero salir y disfrutar de estos momentos no está reñido con mantener los hábitos que con trabajo hemos construido, pues nuestro foco debería ser la salud, y la salud es para toda la vida no para unos meses concretos», concluye.
Por último, Laura Jorge señala que podemos proponer planes que no impliquen comer, por ejemplo, quedar a jugar a las palas en la playa, hacer alguna ruta, dar un paseo por la orilla del mar…
En conclusión, podemos permitirnos ser flexibles, sin prohibirnos nada pero teniendo en cuenta la frecuencia y raciones de alimentos o bebidas menos interesantes desde el punto de vista nutricional.
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