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El cine se rinde a los trucos de Houdini

En estos momentos están preparándose tres películas sobre la misteriosa vida del mejor ilusionista de la historia

El cine se rinde a los trucos de Houdini abc

e. Martín

Se podría escribir la vida del mago Harry Houdini a modo de biografía convencional. Esa historia empezaría en Budapest, en 1874 , y llevaría por título «La vida de Erik Weisz» porque ése era su verdadero nombre. Su familia, judía, estaba compuesta por sus padres y cinco hermanos, y no tenía grandes comodidades. Por ello, aprovechando que su padre había sido designado rabino de una nueva congregación, atendieron los cantos de sirena que venían de Estados Unidos y viajaron a Wisconsin , donde los niños desarrollaron su vida con éxito desigual.

En una de las visitas de Erik Weisz, acompañado de su padre, a un circo ambulante quedó fascinado por el mago de la compañía y decidió seguir sus pasos. Con esta afición en marcha, empezó a informarse con avidez sobre los trucos de magia y quienes los practicaban, y quedó atrapado por la historia del mago francés Robert Houdin, de quien adoptó el nombre . Con el tiempo, espectáculo a espectáculo, terminó cosechando una gran fama en Estados Unidos y Europa. Sus asombrosas cualidades físicas y técnicas le rodearon de seguidores que asistían a sus espectáculos con gran expectación por ver si sería capaz de escapar de alguna nueva trampa o sucumbiría en el intento.

Su extraordinaria preparación física y su capacidad para soportar el dolor suscitó tanto interés entre la gente que, en una de las giras de Houdini a Canadá, un grupo de estudiantes le retó a resistir el puñetazo de uno de ellos –de apellido Whitehead– que era boxeador. Le propinó cuatro golpes consecutivos sin que Houdini estuviera preparado, con tan mala fortuna que le causaron graves daños en el apéndi ce que a la postre resultaron mortales. Murió en un hospital de Detroit el 31 de octubre de 1926.

Una historia de fantasía

Pero quien leyera esta historia podría preguntarse –con razón– a cuento de qué se hacen tres películas de repente sobre un personaje ciertamente interesante pero cuya historia no tiene más significado que la de cualquier otro emigrante exitoso en la próspera América de principios de siglo.

A esta persona tendríamos que decirle que lo que cree que es no es lo que es, que la vida de Harry Houdini está llena de ilusiones , de espejos que no devuelven la imagen que se les muestra, de pliegues imperceptibles donde tenía lugar la relación con sus miles de seguidores, de muertes y vueltas a la vida. Houdini es uno de los personajes más misteriosos que ha dado el siglo XX: hijo de las historias fantásticas de su tiempo, el tiempo de los Estados Unidos de la velocidad, los aviones, el cine, el progreso –el Progreso– y la energía juvenil de un país que arramblaba con todo lo que se ponía en su camino.

A ese país llegó un joven húngaro con un carácter de superación abrumador y una admiración por su madre que le llevó a demostrarle que las cosas más fantásticas que cabían en su imaginación eran posibles si su hijo se lo proponía. Aquí empieza la carrera del escapista que más historias ha generado a su alrededor . A pesar de ser un personaje público y acaparar portadas de periódicos nacionales y extranjeros, no hay acuerdos sobre casi ningún aspecto de su vida. Ni de su muerte.

Retaba a la gente de los pueblos a que le ataran con los instrumentos que quisieran

Houdini fue un innovador inagot able . Tenía una obsesión por ponerse pruebas cada vez más complicadas de superar. Escapó de cuerdas, cadenas, camisas de fuerza, todo tipo de esposas, barriles, sacos, ataúdes, jaulas y habitaciones cerradas. Recorría pueblos de todo el mundo y retaba a la gente a que le ataran como quisieran . Marineros y fabricantes de cuerdas lo intentaron en vano. Una majestuosa habilidad para desarrollar su oficio unida a su poder de convocatoria de los medios de comunicación de cada lugar fueron creando a su alrededor la imagen de un hombre invencible, superior a cualquier otro.

La leyenda de Houdini

De él se ha dicho que aguantaba más que un pez bajo el agua, que tenía una fuerza sobrehumana, que nunca sentía dolor, que escapó de las tripas de un monstruo marino, que dislocaba sus hombros sin dificultad, que manejaba los dedos de los pies mejor que la mayoría de la gente los de las manos y que podía abrir cerraduras con llaves manejadas por ellos, que parte de sus trucos estaba en controlar los impulsos naturales para tragarse objetos útiles y regurgitarlos...

Es muy difícil conocer la verdad de todo esto. Lo único cierto es que conocía tan bien su cuerpo como el riesgo que acarreaba cada una de las pruebas que se planteaba. Se preparaba física y mentalmente a conciencia porque sabía que su vida dependía de ello . Hacía gimnasia cada mañana y pasaba una hora cada tarde escapando de grilletes. Estaba muy orgulloso de que su cuerpo –«fuerte como el acero»– fuera capaz de hacer cosas inimaginables para el resto de los humanos. Una noche algo falló con la «tortura de agua» –se sumergía, colgado de los tobillos, en una tina llena de agua que quedaba sellada con clavos– y los cables que le sujetaban se retoricieron de modo que le fracturaron un tobillo. A partir de ahí todas las tardes actuó con un tobillo roto y pasó de pie un mínimo de tres horas cada tarde para soportar el dolor.

El cine se rinde a su misterio

Los trucos que hacía eran tan asombrosos que en una biografía sobre Houdini –«The Secret Life of Houdini, The Making of America's First Superhero»– se defendía que su habilidad para distraer la atención de la audiencia le introdujo en el mundo del espionaje . Este es el punto sobre el que girará el filme producido por Summit Entertainment y Hunger Games, dirigido por Gary Ross.

Walden Media , por su parte, ha contratado al guionista Chris Fedak para hacer una adaptación fantástica de la vida de Houdi ni. El proyecto se centra en un joven adolescente que encuentra que su vida se encuentra en peligro cuando descubre un secreto familiar que conecta su pasado con un ancestro mítico, lo cual le conduce al «más grande de los secretos revelados a un hombre».

Pero Houdini, además de su afición por el ilusionismo, tenía otra actividad a la que dedicaba tanta energía como a sus escapes: persiguió sin descanso a todos las personas que se preciaban de tener la habilidad de comunicarse con los muertos y trató de desvelar todos sus trucos. Esta obsesión tiene su origen en una noche que Houdini accedió a entrevistarse con una médium, que le aseguraba que era capaz de ponerle en contacto con su madre, fallecida algunos años antes y todavía venerada por él. Cuando le anunció lo que le estaba transmitiendo, Houdini se levantó irritado y se marchó. La mujer, que aseguró trasladarle el mensaje literal, cometió el error de hacerlo en inglés, mientras su madre sólo hablaba una mezcla de alemán, húngaro y yidis. Ahí comenzó su cruzada contra el espiritismo y la ruptura de su relación con Sir Arthur Conan Doyle, creador del célebre investigador Sherlock Holmes y ferviente creyente en las posibilidades de comunicarse con el más allá y en la capacidad de Houdini de desmaterializarse. La médium era la esposa del escritor y que tratara de engañarle con respecto a su madre Houdini no lo pudo tolerar.

La obstinación del mago por desenmascarar a los médiums es el «leit motiv» de la película que producirá Sony y que se postula para ser uno de los grandes éxitos de taquilla del próximo año. Su empeño por demostrar la farsa fue de tal

Ideó un código secreto para desvelar la farsa de los médiums

magnitud que ni muerto dejó de intentarlo. Antes de morir, ideó un código que consistía de diez palabras secretas que sólo conocía su mujer. Le prometió que si moría él antes–algo bastante previsible, por otro lado– y era capaz de comunicarse con los vivos, sólo le diría las diez palabras acordadas. Pidió a su mujer que, cuando eso pasara, acudiera a varios médiums para que le transmitieran su mensaje para comprobar si alguno acertaba. Ninguno fue capaz, y en el décimo aniversario de la muerte de Houdini y tras el enésimo desencanto con un médium, su mujer apagó una vela que llevaba encendida desde el entierro de su marido y dijo: «Diez años son suficientes para esperar a un hombre».

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