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La presidenta argentina obtiene una reelección sin precedentes

Cristina Fernández de Kirchner arrasó al obtener entre el 53 y el 56 por ciento de los votos

CARMEN DE CARLOS

Las urnas hablaron y el nombre más repetido fue el de ella: Cristina Fernández de Kirchner. La presidenta de Argentina logró una reelección sin precedentes. La candidata peronista del Frente para la Victoria arrasó al obtener entre el 53 y el 56 por ciento de los votos. La diferencia que obtuvo con su inmediato seguidor, el socialista Hermes Binner, (alrededor del 15 por ciento) es la mayor registrada desde 1983, año en el que Argentina recupera la democracia tras la última dictadura militar (1976-83).

Los primeros sondeos confirmaron las previsiones. Cristina Fernández obtendría entre el 53 y el 56 por ciento. El socialista Hermes Binner, en torno al 15. El radical Ricardo Alfonsín bordeando el 11 y el peronista tradicional, Eduardo Duhalde, cosecharía alrededor del 7 por ciento. Al cierre de esta edición la presidenta se disponía a dirigirse a sus seguidores que ya festejaban su triunfo en las calles de Buenos Aires y en la emblemática Plaza de Mayo.

«Versión anticuada»

Las banderas más vistosas pertenecían a La Campora, la organización juvenil que lidera Máximo Kirchner, el hijo mayor de la presidenta. En el Hotel Intercontinental de Buenos Aires se reunió el Gobierno y la familia Kirchner, incluida la madre de la presidenta.

Los próximos cuatro años Argentina seguirá gobernada por el «kirchnerismo», «una versión anticuada del peronismo», según descripción peyorativa del ex presidente y candidato derrotado Eduardo Duhalde (Frente Popular). La viuda de Néstor Kirchner cierra con su reelección el ciclo más largo del peronismo en el poder. Entre su difunto marido y ella habrán gobernado doce años, desde 2003 a 2015. Ni siquiera el exgeneral Juan Domingo Perón, fundador del movimiento que lleva su apellido, logró semejante hazaña.

El resto de los candidatos tuvieron que conformarse con una derrota anunciada por la totalidad de las encuestadoras. Hermes Binner, gobernador de la provincia de Santa Fe, esperaba el escrutinio definitivo. El socialista del Frente Amplio Progresista trabajará a partir de hoy en consolidarse como líder de una oposición atomizada. Positivo, como es su naturaleza, declaró ayer: «Argentina tiene muchas posibilidades de salir adelante». En esa misma carrera por convertirse en referente del bloque «anti-K» intentó apuntarse un desfondado Ricardo Alfonsín (Unión para el Desarrollo Social). El hijo del expresidente Raúl Alfonsín fue el primer candidato en votar. De enorme parecido con su padre, el primer intento en seguir sus pasos hacia la Casa Rosada ha quedado truncado y su futuro en política, prácticamente, enterrado. Resignado, reflexionó: «La historia no termina hoy –por ayer- en Argentina». El resto de los aspirantes frustrados a suceder a Cristina Fernández en la Casa Rosada, Elisa Carrió (Coalición Cívica) o el gobernador de San Luis, el también peronista Alberto Rodríguez Saá, tuvieron representaciones mínimas.

Anoche se contaban los votos para la presidencia, pero también para la renovación de la mitad del Congreso y un tercio del Senado. En esta modificación de las Cámaras estaban puestas las esperanzas de una oposición aterrada de pensar que el «kirchnerismo» pueda, como algunos pronósticos presagiaban, hacerse con una mayoría tan amplia que intente cambiar la Constitución para perpetuarse en el poder.

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